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La Escuela de Dioses
Este libro es un mapa y un plan de fuga.
Pretende mostrarte el camino que ha seguido un hombre corriente para escapar de una visión hipnótica del mundo y de una interpretación acusatoria y lastimera de la propia existencia, para salir de la rutina de un destino programado.
Este libro jamás habría visto la luz, ni yo habría escrito una sola de sus líneas, de no haberme encontrado con el Soñador y sus enseñanzas.
Mi gratitud hacia el Soñador es infinita por haberme tomado de la mano e introducido en el mundo del Sueño, el mundo de la valentía y de la perfección, donde no existen ni el tiempo ni la muerte, y donde la riqueza no conoce ni “ladrones ni orín”.
A lo largo de este viaje de regreso a la Esencia he tenido que soltar mucho lastre: pensamientos destructivos, emociones negativas, creencias e ideas de segunda mano. He tenido que “conquistarme”, que reconocer las partes más oscuras de mi Ser y enfrentarme a ellas.
Todo lo que vemos, tocamos y sentimos, la realidad en toda su variedad, no es más que la proyección de un universo invisible que existe por encima del mundo que conocemos y que es su verdadero origen.Con gran dificultad podemos llegar a ser conscientes de que estamos rodeados de lo invisible, de que vivimos en un mundo cuyo origen son los sueños, donde lo único que importa y es real en un hombre es invisible. Visibilia ex Invisibilibus.
Todos nuestros pensamientos, sentimientos y fantasías son invisibles. Nuestras esperanzas, ambiciones, secretos, recuerdos e imaginaciones, miedos e incertidumbres, sensaciones, atracciones, deseos, aversiones, amores y odios pertenecen al mundo impalpable pero harto real del Ser. Lo invisible no es algo metafísico, poético o mítico, ni misterioso, secreto o sobrenatural. No es una parte invariable del mundo de los fenómenos y los acontecimientos, de las categorías de lo real. En todas las épocas, el cambio de un periodo histórico a otro, o del clima intelectual, así como el descubrimiento y la puesta en práctica de tecnologías nuevas, más avanzadas, siempre han modificado sus confines y propiciado que porciones cada vez mayores de lo que antaño era invisible pueda ser hoy objeto legítimo de la investigación científica.
Este libro es la historia del “renacimiento” de un hombre común, arquetipo de una humanidad decadente y derrotada. Su viaje de regreso a la esencia es un nuevo éxodo en busca de la integridad perdida. Lo primero de lo que uno necesita ser consciente para emprender este viaje es la propia condición de esclavo.
La raíz, la causa primordial de todos los problemas del mundo, desde la pobreza endémica de vastas regiones del planeta hasta la delincuencia y la guerra, es que la humanidad piensa y siente negativamente. Las emociones negativas rigen el mundo tal y como lo conocemos. Pese a carecer de realidad, ocupan hasta el más pequeño rincón de nuestra vida. El hombre que quiera cambiar su destino debe cambiar su psicología, su sistema de creencias y convicciones. Debe erradicar de lo más hondo de su interior la tiranía de su mentalidad frágil, mortal y fragmentaria. La enfermedad más terrible del plantea no es el cáncer ni el sida, sino el pensamiento conflictivo del ser humano. Ese es el cimiento que sostiene la visión corriente del mundo, el auténtico poder capaz de destruir planetas enteros.
La dirección que nos señala el Soñador es terrible y maravillosa, a la vez difícil y alegre, absurda y necesaria, como el periplo del salmón que nada de regreso contra corriente.
Al principio, esta filosofía me pareció una transgresión de las leyes naturales que rigen la humanidad. Sin embargo, demostró haber sido proyectada y deseada por el orden universal de todas las cosas, además de ser su cima.
Este libro es el relato de los años de estudio y preparación que viví junto a un “Ser extraordinario”. Él me regaló el encargo más increíble: la creación de una “Escuela” planetaria, una universidad sin fronteras.
He soñado una Revolución Individual capaz de derrocar los paradigmas mentales de la vieja humanidad y de liberarla para siempre de todo conflicto, de la duda, del miedo y del dolor.
He soñado una Escuela que enseñe a una nueva generación de líderes a armonizar los viejos antagonismos aparentes: economía y ética, acción y contemplación, poder financiero y amor.
Creciendo y cambiando ante mis ojos, como una criatura en gestación, día tras día, “La Escuela de Dioses” se fue construyendo a sí misma, como yo a mí mismo. Aparentemente he sido yo quien ha escrito este libro, pero en realidad siempre ha existido.
Las leyes del Soñador, Sus ideas, continúan excavando mi interior y, en su mayor parte, siguen sin ser completamente entendidas. Al igual que Prometeo, guardo con celo las brasas del mundo del Soñador para entregarlas un día a hombres y mujeres que, como yo, quieran salir de la rueda infernal de lo ordinario.
Una vez creí que escribir, y sobre todo enseñar, eran las formas más sinceras de dar a los demás. Ahora entiendo que enseñar no es más que una estratagema para conocerse a uno mismo, para descubrir la propia condición incompleta y sanarla.
–Uno sólo enseña si no sabe– me dijo una vez el Soñador–. Quienes saben realmente, ¡no enseñan! Lo que hemos “aprendido”, lo que “poseemos” realmente, no puede ser traspasado. La felicidad, la riqueza, el conocimiento, la voluntad y el amor no pueden ser adquiridos desde fuera, no se pueden “dar”, sólo pueden “ser recordados”. Son los dones inalienables del Ser y, por tanto, la herencia natural de todo hombre. Ningún sistema político, religioso o filosófico puede cambiar la sociedad desde el exterior. Sólo una revolución individual, renacimiento o curación psicológicos del Ser, hombre por hombre, célula por célula, será capaz de conducirnos al bienestar planetario, hacia una civilización más inteligente, más auténtica y feliz.
En este relato de las lecciones que aprendí del Soñador no he incluido a propósito los episodios, sucesos y revelaciones que pudieran ir más allá de lo aceptable por el lector, refiriendo así únicamente aquellos que, aun siendo “revolucionarios”, considero que están al alcance de la humanidad en su estado actual.
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